Un poco de historia...


Superficie de 42.386 hectáreas, situado en su mayor parte en el valle del Tirteafuera, afluente del Guadiana por su margen izquierdo. Está situado al oeste del Campo de Calatrava, entre los Montes de Toledo y el Valle de Alcudia, siendo su relieve ligeramente ondulado en los valles y algo más accidentado en el resto.

Limita con los términos de Saceruela y Luciana al Norte,Pozuelos y Cabezarados al Este, Almodóvar al Sur, y Almadenejos y Almadén al Oeste; una pequeña sierra corre por su límite norte – la Sierra de Caracuel separándolo del río Guadiana.Su acceso es únicamente por carretera a través de la comarcal C-424 que unePuertollano con Almadén, la local de Saceruela, la local de Los Pozuelos de Calatrava y la comarcal C-403 que debería unir esta localidad con Luciana, pero hasta el momento sin terminar, cortándose en las laderas del cerro del Aguila a unos 8 km



Se cree que Abenójar surgió como zona de paso y descanso de la vía romana que conducía hasta Sisapo.

Durante años, se ha relacionado a Abenójar con Ad Turres (según Francisco Coello, basado en el itinerario de Antonino). Aunque recientes hallazgos arqueológicos han abierto un nuevo debate sobre su localización exacta.

Es alrededor de comienzos del siglo XI cuando se data el origen del topónimo actual, basado en un héroe local llamado Aben Ocaxa. Bandolero que ocupó Córdoba, siendo también conocido como Ben Ocaxa.

En 1.183, Alfonso VIII concede la dehesa de Abenójar a la orden militar de Calatrava, continuando hasta el año 1.818m en que D. Carlos Mª Isidro de Borbón arrebata el término a la Orden.

En 1.212 Abenójar participa en la Batalla de las Navas de Tolosa, obteniendo el privilegio de poder lucir cadenas en el escudo de la localidad.

En 1.214, Fernando III dona al arzobispo Rodrigo Jiménez de Rada el término de Abenójar, siendo ratificado en 1.217 por el Papa Honorio.

Es en el siglo XVI cuando sufren un mayor auge las minas de la zona, aunque se sabe que las explotaciones locales provienen de época romana, constituyendo uno de los puntales de la economía de Abenójar, junto con la agricultura y la ganadería.

Con la desamortización de Madoz, en 1855, las tierras pasaron a manos forasteras, poniendo en venta el 52’8% del término municipal y quedando las tierras en pocas manos, al crear grandes fincas administradas por personas que no tenían relación con la localidad. Por lo que las mujeres y los hombres del pueblo pasaron a ser mano de obra barata, siendo pocas las personas que pudieron conservar pequeños terrenos para la labranza o el ganado.

En 1911 se produjo un declive de la minería y en años consecutivos fueron cerrándose las minas de El Horcajo, Villagutiérrez y Morales Piñuela.

En 1934 Abenójar fue una de las pocas localidades españolas que secundó la huelga convocada desde Asturias, siendo conocida desde ese momento, como la “pequeña Asturias” por su carácter revolucionario.
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